Un factor que puede contribuir a que un buen régimen de adelgazamiento funcione es dejar al estómago realizar y terminar una adecuada digestión. No comer hasta finalizado el proceso de absorción en los alimentos. Como se ha publicado en artículos anteriores, una mala digestión o interrupción de la digestión normal produce trabajo adicional del estómago, con una consecuente disminución del proceso metabólico, por lo que se hace más difícil perder peso.
Trata de comer algo hasta pasadas tres horas después de las comidas principales. Nuestro cuerpo tarda aproximadamente tres horas en digerir la comida. Este hecho nos permite realizar ocho comidas en 24 horas. Sin embargo al tomar en cuenta las siete a nueve horas de sueño, nos quedan de cinco a seis comidas que podemos tomar al día tomando en cuenta las tres horas que debemos dejar entre cada comida.
El hecho anterior nos deja la facilidad de comer pequeñas porciones con más frecuencia a lo largo del día. Es una táctica para perder peso rápido que ha dado resultado a varias personas. El hecho de dejar menos espacios entre comidad permite controlar mejor la ansiedad, uno de los peores enemigos del sobrepeso.
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